sábado, 1 de octubre de 2011

El Sol en el antiguo Egipto

Atum-Ra: el Sol de noche y el Sol de día.
Con este nombre se referían los antiguos egipcios al Sol en un sentido espiritual, como disipador de las tinieblas.

El Sol es el Creador por antonomasia, el que alimenta su creación, y el que provee descanso de tan intenso trabajo.

En cuanto a la multiplicidad de formas: Atum, llamado "el No Ser Aún" en el anochecer,

Ra el Sol en el cenit, a los que en esta secuencia más tarde se unirá Jepri "el que Vino a la Existencia" representado como un escarabajo en perfecta analogía con el Sol del amanecer. Horajty es el halcón lejano en el horizonte, obtenido de la fusión de Horus y Ra como ya vimos anteriormente.
Atum nace solo, sin necesidad de una contrapartida femenina, y auto-surge gracias a su voluntad y su energía cuando se encontraba latente en las aguas del Nun. Aunque para hacerlo más comprensible al pueblo se le adjudica una compañera: Iusaas (en otros casos aparece Hathor, Señora de Hetpet, en su lugar) cuyos epítetos son: "Ella Viene y es Poderosa" o "Ella Vino con el que es Grande", que es titular de una capilla en el recinto de Heliópolis. "Ella" era la diosa consorte y la materialización de la mano de Atum en el acto creador, representada con un disco solar o con un escarabajo sobre la cabeza.
Atum reúne en sí toda la creación. En ocasiones es identificado con la colina primigenia en sí misma, siendo la unidad de una creación diversificada, la primera fuerza cósmica creativa y un dios andrógino potencia del orden de vida. La creación en torno a él tiene un carácter eminentemente sexual, una forma primitiva pero lógica de expresar el pensamiento profundo de la existencia.
No obstante este dios, aunque poderoso en sí mismo, necesita y utiliza una serie de fuerzas para dar cuerpo a la creación. De este modo, encontramos a Sia, Hu y Heka que representan la inteligencia que proyecta el mundo, la decisión creativa y el mago cuya energía realiza la palabra, respectivamente. Es curioso destacar que las dos primeras fuerzas carecieron de culto mientras que la tercera lo tiene documentado desde el Reino Antiguo sin que hallamos podido averiguar el porqué de este hecho. Todos ellos aparecen protegiendo a Ra en su acto creativo y acompañándole en su barca que surca el mundo subterráneo. Pero para los teólogos de Reino Nuevo estas fuerzas no fueron suficientes añadiendo elementos nuevos y "sofisticados" que denotan un pensamiento más evolucionado y complejo. Así aparecen: Iri la acción, Sedyem el oído y Shai la determinación y el destino.
Pese a su preponderancia Atum-Ra nunca desplazó a otros dioses, a los que se adoraba en su santuario. Tenemos constancia durante el Reino Antiguo de cultos a Horus y a su homóloga femenina, Hathor, y sabemos que la esposa principal del sacerdote de Ra en Heliópolis era igualmente sacerdotisa de Hathor posiblemente relacionándola con la compañera del dios.
La personalidad del Sol Atum a veces es enigmática. Se nos presenta como una divinidad que puede tener aspecto de serpiente en su forma más arcaica relacionada, como la mayor parte de los ofidios, con el espíritu emergido, que en Heliópolis además, se identifica a la divinidad local lmy-Uhaf, "El Deslizado". La mitología egipcia nos muestra a este animal como una fuerza benefactora y creadora símbolo del espíritu emergido, sin embargo, también puede estar representado bajo el aspecto de la serpiente dañina Apofis (aunque jamás citada en el contexto de la cosmogonía y siempre a partir del Primer Período Intermedio) como representación de "la no-existencia" o, como en los "Textos de las Pirámides" (§ 1146), bajo el nombre del "Muy Numerosa en Anillos", donde se la relaciona con los limites del mundo. En este caso habría que preguntarse el porqué de ambas representaciones tan dispares entre sí: la creadora junto a la dañina. Algunos investigadores interpretan estos dos conceptos como la forma de Atum cuando se hallaba en el océano primordial en un estado de no-existencia, es decir cuando formaba parte del caos (como Apofis), y la divinidad cuando toma consciencia de sí misma y comienza la creación. De nuevo serían dos manifestaciones del mismo dios.
Bajo el aspecto estable de Atum-Ra, iconográficamente se le representa en forma humana con la doble corona sobre la cabeza, de león o de icneumón para simbolizar el poder del Sol -que en esta forma- mata a las serpientes, es decir, elimina el mal.

De igual modo, le encontramos bajo apariencia antropomorfa, cabeza de carnero, forma de mangosta, anguila etc., estas últimas en el aspecto de Atum. Bajo el aspecto de Ra aparece asimilado al halcón, al carnero, a la musaraña, al elefante, al macaco, al escarabajo pelotero, o al Toro Mer-Uro.
Otro símbolo empleado por los teólogos de Heliópolis fue una flor de loto para explicar el nacimiento del Sol, ya que esta planta se abre al nacer el día y se cierra al anochecer. El loto emergido de la colina primigenia abriendo sus pétalos y mostrando al Sol, que más tarde y en este aspecto se identificó con Nefertum.

En los "Textos de las Pirámides" (§1652), se menciona otra representación del Sol: el pájaro Bennu,un ave que renace de sus cenizas: el ave Fénix.

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